La Dra. Estefanía Bonnail y el Dr. Edgardo Cruces (ambos del CIC-UDA) y el investigador Ayon García (IDICTEC-UDA) fueron co-autores del estudio, realizado junto a científicos de Perú y Noruega, y divulgado por la prestigiosa revista Chemosphere. La publicación considera una revisión de los elementos contaminantes presentes en el litoral de la región, en directa relación con la organización territorial, actividades y usos del suelo.
La región de Atacama es ampliamente conocida por la aridez del desierto y por los recursos mineros existentes. Sin embargo, los impactos humanos en sus áreas costeras no se han estudiado ampliamente, pese a que la creciente densidad de población, el turismo, el tráfico marítimo y las piscifactorías, entre otros factores, contribuyen a la producción y eliminación de una variedad de contaminantes en el medio marino.
Esta problemática es el eje central de “Coastal uses and contaminant spread in the desert coastal region of Atacama” (Usos costeros y propagación de la contaminación en la zona costera desértica de la región de Atacama), publicación científica pionera en su tipo dentro de la región y divulgada a través de la prestigiosa revista internacional Chemosphere. Un trabajo enmarcado en el proyecto FONDECYT iniciación de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), dirigido por la Dra. Estefanía Bonnail (MASEQATA- Marine Sediment Quality Atacama), quien también se desempeña como investigadora del Centro de Investigaciones Costeras de la Universidad de Atacama (CIC-UDA).
La publicación tuvo entre sus autores al Dr. Edgardo Cruces, investigador del mismo centro y a Ayón García, investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la misma casa de estudios (IDICTEC-UDA), además de Alejandra Díaz-García (Desnivel Perú S.A.C., Perú) y Ana R. Borrero-Santiago (Seaweed Solutions AS, Noruega), y consiste en un análisis de los usos de la zona costera de esta región de Chile que se contrasta con la bibliografía científica existente sobre la presencia y dispersión de elementos contaminantes, como metales, contaminantes emergentes y basuras. Estos se analizaron por provincia, en relación con los asentamientos poblacionales y las actividades económicas en el borde costero. Asimismo, el estudio incluyó una revisión de la contaminación en esta zona costera desértica, en relación con la organización territorial, actividades y usos del suelo.
“Las áreas costeras se definen como la zona de interfaz entre el mar y la tierra. Tienen un gran valor en términos de servicios ecosistémicos y están sujetas a una alta presión impuesta por las actividades humanas”, explica el Dr. Edgardo Cruces. “En este contexto, el Desierto de Atacama no está bien definido debido a la falta de conocimiento científico sobre la contaminación marina en la zona. Este hecho es fundamental, porque una caracterización de la contaminación costera puede determinar los riesgos ambientales directos e indirectos para los recursos (especies comerciales, especies endémicas, salud humana, etc.)”.
Relevantes conclusiones
El investigador afirma que, en el marco del estudio, se evaluaron las fuentes y la presencia de compuestos orgánicos, metales, metaloides, oligoelementos y microplásticos en la costa de la región de Atacama, así como las lagunas de conocimiento en la investigación. En este sentido, los contaminantes que han sido más estudiados en Atacama son los metales, metaloides y oligoelementos.
“Los contaminantes emergentes son persistentes y altamente tóxicos, como compuestos farmacéuticos (drogas, antibióticos, hormonas), filtros solares, fragancias, biocidas, otras sustancias (cafeína, nicotina), entre otros que llegan a la costa a través de vertidos directos o por los cauces de ríos”, subraya la Dra. Estefanía Bonnail. “Hemos detectado que apenas existen estudios sobre la presencia y distribución de estos contaminantes en la costa de la región de Atacama, pese a su actividad agrícola, industrial y turística. Lo mismo sucede con la basura y los microplásticos, a pesar de que, recientemente, la comunidad científica alertó que, aparte de su presencia, el riesgo es aumentado por la absorción y adsorción de contaminantes sobre éstos”.
La investigadora hace hincapié en que, a raíz de la concentración de actividades antropogénicas, se podría esperar la presencia de contaminantes de preocupación emergente, como los compuestos activos farmacéuticos, los productos de cuidado personal, los compuestos disruptores endocrinos, los pesticidas y químicos industriales, por mencionar algunos ejemplos. “La ocurrencia de contaminantes de preocupación emergente, en ecosistemas acuáticos, continúa siendo uno de los mayores desafíos para el medio ambiente y la salud humana en los últimos años”, señala.
En este contexto, y debido a la brecha de conocimiento existente, la investigadora plantea que “se necesitan estudios para evaluar los impactos ambientales y comprender mejor su distribución, fuentes, concentraciones y movilidad natural y antropogénica, en un escenario de cambio climático. Es necesario desarrollar pautas ambientales, regulaciones y estándares de calidad ambiental para proteger los ecosistemas marinos chilenos”, enfatiza, acotando que esto incluye la revisión de los estándares regulatorios ambientales vigentes en el país y basados en lineamientos internacionales, pues “deben actualizarse con datos de estudios científicos, para establecer lineamientos apropiados con características inherentes a las áreas costeras desérticas”, puntualiza.